El 2 de Abril de 2024 comenzó la aventura “Sailing Marlin”. Esta va mucho más allá de unas vacaciones en un velero y pasa a ser una forma de vida a bordo. La convivencia en un espacio limitado, la orientación a la naturaleza y el dejar atrás la vida cotidiana y la zona de confort, son los pilares que hacen este viaje interesante y emocionante.
Diez días antes de partir, nos dedicamos de lleno a los preparativos. Contábamos con una extensa lista de proyectos de instalación y mejoras en el barco que debían completarse a tiempo. Tareas como la colocación de dos tanques de agua adicionales o la restauración de la tapa de la caja del ancla nos llevó más tiempo del previsto. El trabajo constante en equipo fue esencial para no retrasarnos.
Los preparativos fueron tan intensos que casi no tuvimos tiempo para asimilar y para prepararnos mentalmente a los cambios que realmente ocurrirían después de dejar la marina Aprilia Marittima (Italia).
Debido al nivel de la marea teníamos que dejar el puerto a las 6 de la mañana para tener suficiente profundidad y no tocar fondo. La marea siempre ha sido un factor importante a tener en cuenta para entrar y salir en esa marina con nuestro barco.
El día de la partida estuvo lleno de emociones. Por una parte, conversaciones y despedidas con familiares. Por otra parte, una sensación de felicidad por haber llegado el día tan esperado y compartirlo con familia, amigos y demás seguidores a través de una retransmisión en directo.
Hacía una mañana de primavera fresca. La ruta comenzó, como de costumbre, saliendo a motor atravesando la Laguna di Marano aproximadamente durante una hora. De camino a alta mar hicimos caso a la tradición y dimos de beber al Dios de los mares Neptuno, pidiéndole que nos proteja durante el viaje y que los desafíos no nos dejen parar por el camino. Pocos minutos después, el motor dejó de funcionar en medio del canal. Joseph tuvo que ponerse a investigar el fallo rápidamente. Por suerte, él sabía que se trataba simplemente de aire acumulado en las mangueras del motor, lo cual tenía fácil reparación. En pocos minutos estábamos en rumbo de nuevo. Al llegar a la salida del puerto, comenzó la tranquilidad. Finalmente, apagamos el motor y empezamos a navegar.
Después de unas seis horas y media, llegamos a nuestro primer destino en Croacia, la ciudad de Umag. Quisimos adquirir el permiso anual de navegación para Croacia, pero lamentablemente la capitanería ya había cerrado. Dado nuestro cansancio y mareo después de la primera travesía, decidimos tomarnos la llegada con calma y pasar la noche en Umag. Aprovechamos para descansar y asimilar todo lo sucedido hasta ese momento. Al día siguiente, a pesar de tener viento en contra, navegamos unas cuantas millas. Compramos la licencia y continuamos nuestra travesía hacia nuestro próximo destino, cala Dalja, la cual ya conocíamos.
Algunas de las preguntas que la gente nos hizo antes de zarpar fueron: “¿No os da miedo?”, “¿Estáis seguros de vivir en un espacio tan reducido?”. Aunque respetamos el mar y entendemos los riesgos de estar en contacto directo con la naturaleza, no tememos este nuevo estilo de vida. De lo contrario, nunca hubiésemos comenzado esta aventura. Confiamos en nuestras habilidades, en el equipo del barco y en nuestra estabilidad como pareja. Además, sabemos que si algo no sale como esperamos, siempre podemos cambiar el rumbo y buscar la dirección correcta.
Una experiencia única y grandiosa.Os deseo que la respireis a tope.Muchos besos y…buen viaje de Vida.
Hola preciosiños, me ha encantado tanto el resumen como las fotos estoy segura que vais a tener un maravilloso viaje espero seguir leyendo y viendo sobre vuestra maravillosa aventura . besitos